Establecer metas es una forma de orientar nuestro trabajo hacia lo que queremos lograr, tanto a nivel profesional como personal. Sin embargo, no basta con tener metas, sino que también es necesario cumplirlas. Para ello, se requiere de una buena organización y planificación, que nos permita definir, ejecutar y evaluar los avance en el cumplimiento de nuestra metas de forma efectiva.
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En este artículo, vamos a profundizar en algunas de las estrategias que nos pueden ayudar a establecer metas que se cumplan de manera efectiva.
¿Qué son las metas?
Primero, comprendamos a qué nos referimos cuando hablamos de metas. Son los resultados u objetivos que se desean alcanzar en un periodo de tiempo, cercano o lejano, a través de la ejecución de determinadas acciones concretas, mismas que pueden estar planificadas y organizadas en una serie de estrategias. Las metas nos ayudan a enfocar nuestras energías y dirigir nuestras acciones hacia aquello que realmente queremos lograr. Además, nos brindan una sensación de propósito y dirección en nuestra vida cotidiana.
Las metas se pueden clasificar en dos grandes categorías: metas a corto plazo y metas a largo plazo. Habitualmente, las metas a corto plazo se consiguen en un periodo de entre 6 y 12 meses y se refieren, en general, a las mejoras en tu desempeño y habilidades esenciales que te permitan lograr tu objetivo a largo plazo; o dar los primeros pasos en la búsqueda por cumplir una intención futura. Las metas a largo plazo se centran en el trayecto completo que debes recorrer para satisfacer tus aspiraciones laborales y económicas que te hayas planteado.
Algunos ejemplos de metas son:
- Llegar a un número determinado de ventas en el lanzamiento de un nuevo libro.
- Alcanzar más de un millón de suscriptores en el sitio web, dentro de los próximos 10 meses.
- Lograr el dominio de una herramienta o tecnología, en un año, que permita alcanzar nuevos hitos laborales.
- Estudiar y culminar una carrera universitaria.
¿Cómo establecer metas?
Una vez comprendido lo que son las metas y sus principales características, se hace importante explorar las estrategias que nos permitan, no solo establecerlas, sino también cumplirlas. A continuación, presentamos algunas:
1. Definir metas SMART
Las metas SMART son aquellas que cumplen con los criterios de ser específicas, medibles, alcanzables, relevantes y temporales. Al definir metas SMART, nos aseguramos de que nuestras metas sean claras, realistas, motivadoras y evaluables. Veamos cada uno de estos criterios con más detalle:
- Específicas: Las metas específicas son aquellas que responden a las preguntas de qué, cómo, dónde, cuándo y por qué. Por ejemplo, en lugar de decir “quiero aprender inglés”, una meta específica sería “quiero aprender inglés para viajar a Londres el próximo año y poder hacer un master, tomando un curso online de tres meses, dedicando una hora al día, de lunes a viernes”.
- Medibles: Las metas medibles son aquellas que se pueden cuantificar o verificar de alguna forma. Por ejemplo, en lugar de decir “quiero mejorar mi salud”, una meta medible sería “quiero realizar actividad física y alimentarme mejor, siguiendo una dieta balanceada y haciendo ejercicio tres veces por semana”.
- Alcanzables: Las metas alcanzables son aquellas que están dentro de nuestras posibilidades y capacidades. Por ejemplo, en lugar de decir “quiero ser el mejor jugador de fútbol del mundo”, una meta alcanzable sería “quiero mejorar mi rendimiento en el fútbol, entrenando dos horas al día, practicando las técnicas básicas y jugando partidos amistosos cada fin de semana”.
- Relevantes: Las metas relevantes son aquellas que tienen sentido para nosotros y que están alineadas con nuestros valores, intereses y propósitos. Por ejemplo, en lugar de decir “quiero leer 50 libros este año”, una meta relevante sería “quiero leer 10 libros este año que me aporten conocimiento, diversión y crecimiento personal, eligiendo los títulos según mis preferencias y recomendaciones”.
- Temporales: Las metas temporales son aquellas que tienen una fecha límite o un plazo definido. Por ejemplo, en lugar de decir “quiero ahorrar dinero”, una meta temporal sería “quiero ahorrar 1.000.000 pesos en seis meses, guardando el 10% de mi salario cada mes, en una cuenta de ahorros que no tocaré hasta cumplir la meta”.
2. Dividir las metas en submetas
Las submetas son aquellas que se derivan de una meta mayor y que nos permiten avanzar hacia ella de forma gradual y progresiva. Al dividir las metas en submetas, nos facilitamos el proceso de planificación y organización, al reducir la dificultad y aumentar la confianza. Veamos cómo hacerlo con un ejemplo:
- Meta: Quiero escribir un libro de 200 páginas en un año.
- Submetas:
- Escribir el primer capítulo de 20 páginas en un mes.
- Escribir el segundo capítulo de 20 páginas en el siguiente mes.
- Escribir el tercer capítulo de 20 páginas en el siguiente mes.
- Y así sucesivamente hasta completar los 10 capítulos del libro.
Como se puede observar, al dividir la meta en submetas, se hace más manejable y se puede ir cumpliendo paso a paso, sin perder de vista el objetivo final.
3. Revisar y ajustar las metas periódicamente
Las metas no son estáticas, sino que pueden variar según las circunstancias y los resultados. Por eso, es importante revisar y ajustar las metas periódicamente, para verificar si se están cumpliendo, si se requieren cambios o si se han logrado. Veamos cómo hacerlo con un ejemplo:
- Meta: Quiero aprender a tocar la guitarra en seis meses.
- Revisión: Cada mes, voy a evaluar mi progreso, usando una escala de 1 a 5, donde 1 es muy malo y 5 es muy bueno, en los siguientes aspectos: conocimiento teórico, habilidad práctica, ritmo, melodía y armonía.
- Ajuste: Si obtengo una calificación menor a 3 en alguno de los aspectos, voy a identificar las causas y las posibles soluciones, y voy a modificar mi plan de estudio o mi método de aprendizaje, según sea necesario. Si obtengo una calificación mayor o igual a 4 en todos los aspectos, voy a felicitarme y a continuar con mi plan.
Como se puede observar, al revisar y ajustar las metas periódicamente, se hace más fácil detectar y corregir los errores, así como reconocer y celebrar los aciertos.
4. Usar la regla de los tres
La regla de los tres es una estrategia que consiste en enfocarse en tres metas principales por día, por semana, por mes y por año. Al usar la regla de los tres, nos ayudamos a priorizar y simplificar nuestro trabajo, al evitar la sobrecarga y la dispersión. Veamos cómo aplicarla con un ejemplo:
- Metas anuales: Quiero graduarme de la universidad, conseguir un trabajo y viajar a Europa.
- Metas mensuales: Quiero aprobar todas las materias, enviar 10 hojas de vida y ahorrar 500 euros.
- Metas semanales: Quiero estudiar 10 horas, asistir a dos entrevistas y gastar solo lo necesario.
- Metas diarias: Quiero leer un capítulo, preparar mi currículum y hacer un presupuesto.
Como se puede observar, al usar la regla de los tres, se hace más claro y coherente nuestro trabajo, al establecer una conexión entre las metas de corto, mediano y largo plazo.
5. Aplicar la técnica Pomodoro
La técnica Pomodoro es una estrategia que consiste en dividir el tiempo de trabajo en intervalos de 25 minutos, llamados pomodoros, separados por pausas de 5 minutos. Cada cuatro pomodoros, se hace una pausa más larga de 15 a 30 minutos. Al aplicar la técnica Pomodoro, nos ayudamos a mejorar nuestra concentración y productividad, al evitar las distracciones y el cansancio. Veamos cómo implementarla con un ejemplo:
- Tarea: Quiero escribir un informe de 10 páginas en cuatro horas.
- Pomodoros: Voy a dividir el informe en cuatro partes, cada una de 2,5 páginas, y voy a dedicar un pomodoro a cada parte. Entre cada pomodoro, voy a hacer una pausa de 5 minutos, donde voy a respirar, estirar o tomar agua. Después de cuatro pomodoros, voy a hacer una pausa de 30 minutos, donde voy a descansar, comer o escuchar música.
Como se puede observar, al aplicar la técnica Pomodoro, puede hacerse más eficiente y agradable nuestro trabajo, al alternar entre períodos de actividad y descanso.
6. Celebrar el logro de tus metas
Celebrar los logros es una estrategia que consiste en reconocer y premiar nuestro esfuerzo y nuestros resultados, cada vez que cumplimos una meta o una submeta. Al celebrar los logros, nos ayudamos a aumentar nuestra autoestima y nuestra motivación, al generar emociones positivas y reforzar nuestro comportamiento. Veamos cómo hacerlo con un ejemplo:
- Meta: Quiero correr una maratón de 42 kilómetros en cuatro meses.
- Submetas y celebraciones:
- Correr 10 kilómetros en un mes. Celebración: Comprar un par de zapatillas nuevas.
- Correr 20 kilómetros en dos meses. Celebración: Ir al cine con un amigo.
- Correr 30 kilómetros en tres meses. Celebración: Tomar un masaje relajante.
- Correr 40 kilómetros en cuatro meses. Celebración: Ir a un restaurante con la familia.
- Correr 42 kilómetros en la maratón. Celebración: Tomar unas vacaciones en la playa.
Como se puede observar, al celebrar los logros, se hace más gratificante y estimulante nuestro trabajo, al recompensarnos por nuestro esfuerzo y nuestros resultados.
Recordemos que establecer metas que se cumplan por medio de la organización y planificación es posible y beneficioso, si aplicamos algunas de las estrategias que hemos visto en este artículo. Estas estrategias nos permiten definir, ejecutar y evaluar nuestras metas de forma efectiva, así como mejorar nuestra concentración, productividad, autoestima y motivación. Al cumplir nuestras metas, podemos alcanzar nuestros sueños y disfrutar de nuestro trabajo.
Si requieres de apoyo profesional para aprender a planear y establecer tus metas y elegir las mejores estrategias que te permitan alcanzarlas, no dudes en solicitar nuestros servicios.